Estaba tendido en el suelo, sobre el verde cesped, a poca distancia de un arroyuelo que provenia de las distantes colinas y que bajaba saltando de pena en pena, hasta formar un remanso en las inmediaciones, una especie de estanque que mas parecia un pequeno lago y en el que abundaban los peces de todas clases y tamanos, hasta llegar al metro de largo, aproximadamente. Los peces eran muy mansos. A veces, cuando tenia hambre, cogia uno con la mano y lo asaba en el fuego, despues de limpiarlo convenientemente. Pero por lo general la dieta era vegetariana, a base de los frutos que crecian prodigamente por todas partes, en arboles y arbustos que convertian aquella comarca en un vergel paradisiaco. El sol brillaba en las alturas, en un cielo donde se veian algunas nubes blanquisimas, con formas muy variadas, en ocasiones con contornos que a Brooke Fax le recordaban las siluetas femeninas y le hacian sentir cierta nostalgia de algo que habia perdido hacia ya algun tiempo. Por otra parte, sin embargo, la vida en aquel lugar era maravillosa. No tenia que trabajar para nada, todo lo encontraba hecho y sus necesidades eran minimas. Las variaciones de temperatura carecian de nocividad y, aunque en ocasiones llovia, Fax habia encontrado una cueva abrigada a poca distancia en la que se refugiaba cuando el tiempo se volvia inclemente. Agarro un tallo de hierba y se lo puso entre dientes para mordisquearlo. A treinta metros, diviso un manzano cargado de fruto. Las manzanas eran grandes como un puno y bastaba comerse un par de ellas para saciar el apetito. A Fax, sin embargo, no le gustaban demasiado aquellas manzanas. Resultaban demasiado dulces, demasiado empalagosas. Nunca habia podido pasar del segundo bocado y preferia comer otros frutos menos azucarados.